"VOLVAMOS A ENCONTRAR EL LIBRO" OB. ESEQUIEL RODRÍGUEZ GARADA PRESBITERO ÁREA NORTE Publicado en el…
Compañeros en la ORACIÓN
Todo ministro responsable debe sentirse impresionado por la ansiedad del pueblo cristiano en recibir instrucción sobre la oración. Aquellos que no han sido enseñados no saben por sí mismos comunicarse con Dios, aunque su corazón anhele hablar con Él.
Juan el Bautista enseñó a sus discípulos a orar; los doce apóstoles se presentaron a Jesús diciendo: “Señor, enséñanos a orar como también Juan hizo con sus discípulos”. Es necesario instruirnos por medio de la Biblia, así como es preciso aprender a predicar o a ganar almas para Cristo.
La popularidad alcanzada por los libros que tratan de la oración, demuestra el hambre insaciable que hay en el corazón del pueblo cristiano para hablar con nuestro Salvador.
¡Falta la verdadera oración! Sino tenemos, es porque no pedimos, las iglesias carecen de fuerza; los cristianos no son felices ni prosperan en sus asuntos materiales y espirituales; nuestros amados no son salvos; no logramos una efectiva y bíblica relación con Dios para que Él nos oiga. Cuando corregimos nuestra manera de orar, también corregimos el daño que hay en la iglesia, pues si dos se pusieran de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa les será hecho.
La Biblia nos enseña que nuestro Dios inclina su oído ante un corazón humillado, habla de grandes y preciosas promesas de lo que hará en, y por aquéllos que le buscan incansablemente.
Jesús dijo: “pedid y se os dará” y “pedid y recibiréis”. (Mateo 7: 7, Juan 16: 24). Orar es pedir, y en contestación el Padre interviene milagrosamente en los asuntos humanos, cambia las circunstancias, las personas, todo dentro de su tiempo y soberanía.
Acerquémonos con una actitud sincera y clamemos desde lo más profundo de nuestro corazón; mostrémonos insuficientes ante Él para aceptos.
Ob. Rey Martínez Santiago
Supervisor Nacional en México
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